martes, 19 de julio de 2011

EPÍLOGO. EN GALILEA. LA MISIÓN UNIVERSAL. Mt 28,16-20.

(Mc 16,14-18; Lc 24,36-39; Jn 20,19-23; Hch 1,9-11)

16Los once discípulos fueron a Galilea al monte donde Jesús los había citado. 17 Al verlo se postraron ante él, los mismos que habían dudado. 18Jesús se acercó y les habló así:
-Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra. 19Id y haced discípulos de todas las naciones bautizadlos rara vincularlos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo 20 y ensenadles a guardar todo lo que os mandé; mirad que yo estoy con vosotros cada día, hasta el fin de esta edad.

EXPLICACIÓN.


16-20. Los once discípulos (cf. 10,1); falta uno, judas el traidor, representante del Israel histórico que ha pedido la muerte de Jesús. El Israel mesiánico se forma sin integrar al antiguo pueblo como tal. Habían dudado (16), como Pedro (cf. 14,21), el escándalo de la cruz. En su vida mortal, «el Hombre» tenía autoridad «en la tierra» (9,6); ahora (cf. 26,64) su autoridad es la del Padre mismo (18): plena condición divina. Misión universal (19), va a cumplirse la promesa hecha a Abrahán (Gn 17,4s; 22,18). Jerusalén, capital de Israel, queda atrás y no va a ser objeto de nueva misión (10,6; 15,24); Galilea abre el camino hacia los paganos. Primer medio para hacer discípulos: el bautismo, que vincula al Padre, fuente del Espíritu, al Hijo, de quien se recibe, y al Espíritu mismo, que potencia al hombre, completa su ser y lo pone en la línea del "Hombre» (cf. 3,16). Segundo medio, la instrucción o enseñanza sobre la práctica del mensaje. Cuanto os mandé, alusión a los «mandamientos mínimos» (5,19), las bienaventuranzas. Los que enseñan esto han de practicarlo (5,19). Promesa para la misión (20b). Así se cumplirá el contenido de su nombre, ¡ Emmanuel!: «Dios con nosotros».

SOBORNO DE LOS GUARDIAS. Mt 28,11-15.

11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad e informaron a los sumos sacerdotes de todo lo sucedido. 12Estos se reunieron con los senadores, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una suma considerable, 13 encargándoles:
-Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. 14y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo calmaremos y os sacaremos de apuros.
15Los soldados aceptaron el dinero y siguieron las instrucciones. Por eso corre esta versión entre los judíos hasta el día de hoy.
EXPLICACIÓN.
11-15. Mt subraya de nuevo la mala fe de los dirigentes judíos (cf. 27,3ss). Reunión de los jefes saduceos para tratar de Contrarrestar los hechos; éstos no les interesan, les preocupa sólo su repercusión en el pueblo. Se adivina la ofensiva de las comunidades judías contra la primitiva predicación cristiana.

RESURRECCIÓN. Mt 28,1-10.

(Mc 16,1-8; Lc 24,1-12; Jn 20,1-10)

28 1 Pasado el sábado, al clarear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. 2De pronto la tierra tembló violentamente, porque el ángel del Señor bajó del cielo y se acercó, corrió la losa y se sentó encima. 3Tenía aspecto de relámpago y su vestido era blanco como la nieve. 4Los centinelas temblaron de miedo y se quedaron como muertos.
5El ángel habló a las mujeres:
-Vosotras, no tengáis miedo. Ya sé que buscáis a Jesús el crucificado; 6 no está aquí, ha resucitado, como tenía dicho. Venid a ver el sitio donde yacía, 7 y después id aprisa a decir a sus discípulos que ha resucitado de la muerte y que va delante de ellos a Galilea; allí lo verán.
Esto es todo.
8Con miedo, pero con mucha alegría, se marcharon a toda prisa del sepulcro y corrieron a anunciárselo a los discípulos. 9De pronto Jesús les salió al encuentro y les saludó diciendo:
                -¡Alegraos!       
Ellas se acercaron y se postraron abrazándole los pies.
10Jesús les dijo:
-No tengáis miedo; id a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.

EXPLICACIÓN.


1-10. El primer día de la semana alude al primer día de la creación (Gn 1,5). Comienza el mundo nuevo. Las dos mujeres habían sido testigos de la sepultura (27,61). El temblor de tierra, señal de la teofanía (27,51). La muerte y la resurrección de Jesús, dos aspectos de la misma manifestación divina. El ángel del Señor (cf. 1,20; 2,13.19), revestido de la gloria divina (color blanco) quita la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertos (cf. 22,32) (2-3). Se inutiliza la vigilancia de los guardias (4). Las mujeres creen que Jesús está definitivamente muerto (crucificado) (5). Noticia y encargo del ángel: cita en Galilea (6s; cf. 26,32). El miedo, mezclado con alegría. Encuentro con Jesús; les quita el temor. Mis hermanos, los que poseen el mismo Espíritu (8-10).

LA GUARDIA EN EL SEPULCRO. Mt 27,62-66.

62 A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos acudieron en grupo a Pilato 63 y le dijeron:
-Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor, estando en vida, anunció: «A los tres días resucitaré». 64Por eso manda que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo que ha resucitado de la muerte. La última impostura sería peor que la primera.
65Pilato contestó:
-Tomad una guardia; id y asegurad la vigilancia como ya sabéis.
 66Ellos fueron, sellaron la losa, y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.

EXPLICACIÓN.


62-66. La preocupación de los dirigentes prevalece sobre la solemnidad de la fiesta (62). Su mala conciencia los hace estar intranquilos por las predicciones de Jesús. El sello quiere garantizar que Jesús no sale de La muerte (66).

SEPULTURA. Mt 27,57-61.

(Mc 15,42-47; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42)

57 Caída la tarde llegó un hombre rico de Arimatea, de nombre  José, que también había sido discípulo de Jesús. 58Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo y Pilato mandó que se lo entregaran.
59José se llevó el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una sábana limpia; 60después lo puso en el sepulcro nuevo excavado para él mismo en la roca, rodó una losa grande a la entrada del sepulcro y se marchó. 61Estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

EXPLICACIÓN.


57-61. Caída la tarde, la hora de la cena (26,20); el cuerpo que va a ser sepultado es el que ofrecía a sus discípulos (26,26). José, hombre rico y discípulo: aunque aceptara el mensaje de Jesús, no lo había llevado a la práctica (rico) (cf. 19,21.23.24), edificaba sobre arena (7,26; cf. 5,3; 6 19-21.24). Cierra el sepulcro con la losa; para él, todo ha terminado.

CRUCIFIXIÓN Y MUERTE II. Mt 27,45-56.

45Desde el mediodía hasta la media tarde toda la tierra estuvo en tinieblas. 46A media tarde gritó Jesús muy fuerte: Elí, Elí, lemá sabaktani. (Es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? [Sal 22,2]).
47 Al oído, algunos de los que estaban allí decían:
-A Elías llama éste.
48Inmediatamente uno de ellos fue corriendo a coger una esponja, la empapó de vinagre y, sujetándola a una caña, le dio de beber (Sal 69,22). 49 Los demás decían:
-Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
50Jesús dio otro fuerte grito y exhaló el espíritu.
51 Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba a abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron, 52 las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron;  53después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.
54El centurión y los soldados que con él custodiaban a Jesús, viendo el terremoto y todo lo que pasaba, dijeron aterrados:
-Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
55Estaban allí mirando desde lejos muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, 56entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.

EXPLICACIÓN.


45-56. Las tres horas de tinieblas (45) recuerdan los tres días de tinieblas sobre la tierra de Egipto (Éx 10,21s): éxodo liberador para la humanidad entera; al mismo tiempo, juicio de Dios, (cf. Am 8,9s; Jr 15,8s). La tiniebla anuncia la llegada del Hombre (26,64; cf 24,29) (45). El grito de Jesús continúa la angustia de Getsemaní (26,38), por la ineficacia de su muerte para Israel (46). Interpretación equivocada o irónica del grito de Jesús (47-49). Ven en él la confesión de su fracaso y el deseo de ser liberado de la muerte. El odio de Israel lo acompaña hasta el último momento (vinagre, Sal 69,22). El grito (voz) estentóreo (50) al exhalar el Espíritu es de victoria, anuncia la efusión del Espíritu, del que había sido portador (50). La teofanía: la cortina del santuario es la misma humanidad de Jesús (nuevo santuario, cf. 26,51): la divinidad se manifiesta en Jesús. De arriba abajo, en la cruz se revelan como una sola cosa el Padre del cielo (arriba) y Jesús, el Dios con nosotros (abajo, cf. 1,23). Debilidad (muerte en cruz) y fuerza (el Espíritu), El papel de los templos ha terminado. El temblor de tierra es consecuencia de la teofanía (cf. Éx 19,18; Sal 96,9.13s; 97,4). Con la efusión del Espíritu comienza el reinado de Dios (Sal 96,13s). Las rocas se rajaron: a partir de la muerte de Jesús no existe para los hombres más fundamento sólido para construirse que Jesús mismo y su palabra (7,24). La resurrección de muchos santos (Dn 12,2) (52) indica la llegada de los tiempos mesiánicos; no son personajes del AT (cf. 13,17), sino santificados por el Espíritu, que han recibido por seguir a Jesús. La ciudad santa no se refiere ya a Jerusalén (4,5), ciudad asesina (23,37-39), sino a la consagrada por el Espíritu, la comunidad cristiana (cf. 5,14), que adquiere la certeza de su propia resurrección (16,18).

El centurión y los soldados (54): el paganismo. Terror (cf. 17,6). La cruz es la revelación de Dios a los paganos. Las mujeres (SS-56), desde lejos, como Pedro, seguían a Jesús (26,58): desconcierto y duda. La madre de los Zebedeos, que manifestó la ambición de gloria y poder (20,20s), no estará presente en la sepultura ni será testigo de la resurrección (27,61; 28,1).

D. MUERTE Y RESURRECCIÓN. Crucifixión y muerte. Mt 27,33-44.

(Mc 15,22-41; Lc 23,27-49; Jn 19,17-30) 

33Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiera decir «La Calavera»), 34 le dieron a beber vino mezclado con hiel (Sal 69,22); él lo probó, pero no quiso beberlo. 35Después de crucificarlo se repartieron su ropa echándola a suerte (Sal 22,19) 36 y luego se sentaron allí a custodiarlo.
37Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación:
ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDÍOS
38Crucificaron entonces con él a dos bandidos, uno a la derecha y el otro a la izquierda.
39Los que pasaban lo injuriaban, y decían, meneando la cabeza:
40-¡Tú que echabas abajo el santuario y lo reconstruías en tres días! Si eres Hijo de Dios, sálvate y baja de la cruz.
41 Así también los sumos sacerdotes, en compañía de los letrados y los senadores, bromeaban:
42 -Ha salvado a otros y él no se puede salvar. ¡Rey de Israel! Que baje ahora de la cruz y creeremos en él. 43¡Había puesto en Dios su confianza! Si de verdad lo quiere Dios, que lo libre (Sal 22,9) ahora, ¿no decía que era Hijo de Dios?
44Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.

EXPLICACIÓN.


33-44. Lugar de la ejecución (33). El vino con hiel, otra muestra de odio (cf. Sal 69,21s). Reparto de la ropa (Sal 22,19). El letrero reproduce la acusación formulada por Pilato (27,11). La frase está construida en paralelo con la del bautismo y la transfiguración: Éste es mi Hijo (3,17; 17,5): el rey-Mesías designado por Dios. No el Mesías triunfador y guerrero, sino el Hombre que da su vida para liberar a todos los hombres (20,28). Bandidos (38), apelativo de los nacionalistas fanáticos. Los ultrajes (39-44): Primer grupo, la gente del pueblo (39-40) repite la acusación formulada en el juicio ante Caifás (26,61): Jesús, un peligro para la institución. La prueba de ser Hijo de Dios (cf. 4,3.6) sería librarse de la muerte; no conciben que Jesús dé su vida voluntariamente. Segundo grupo, los dirigentes (41-43). También ellos le echan en cara su impotencia; para ellos, la razón se muestra con la fuerza. Le piden el milagro (12,38). Con palabras del Salmo 22 se burlan de su confianza en Dios. Ellos han vencido, luego Dios está con ellos; descrédito del verdadero Dios (cf. 26,38). Tercer grupo, los compañeros de suplicio (44). Nadie comprende el sentido de su muerte, ven en ella la derrota.