martes, 19 de julio de 2011

EL PRENDIMIENTO. Mt 26,47-56.

(Mc 14,43-50; Lc 22,47-53; Jn 18,3-12) 

47 Aún estaba hablando cuando de pronto llegó Judas, uno de los Doce, y, con él, una gran multitud con machetes y palos, mandada por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo. 48El traidor les había dado por seña:
-El que yo bese, ése es; detenedlo.
49Se acercó en seguida a Jesús y le dijo:
-¡Salud, Rabbí!
Y lo besó con insistencia. 50Pero Jesús le contestó:
      -¡Amigo, a lo que has venido!  
Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo detuvieron. 51Uno de los que estaban con él tiró de machete y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
52Jesús le dijo:
-Vuelve el machete a su sitio; que el que a hierro mata a hierro muere. 53 ¿Piensas que no puedo acudir a mi Padre? El pondría a mi lado ahora mismo más de doce legiones de ángeles. 54Pero, ¿cómo se cumpliría entonces la Escritura, que dice que esto tiene que pasar?
55En el momento aquel dijo Jesús a las multitudes:
-¡Con machetes y palos habéis salido a prenderme, como si fuera un bandido! A diario me sentaba en el templo a enseñar y no me detuvisteis.
56Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

EXPLICACIÓN.


47-56. Un traidor en el Israel mesiánico (uno de los Doce). La turba, enviada por los que se habían confabulado para dar muerte a Jesús (26,3). Rabbí, según las categorías judías con las que Judas no ha roto (49). Amigo, como en 20,13, el que trabaja por lucro, y 22,12, el que no llevaba el traje de fiesta (50). Jesús se entrega sin resistencia. Intento de usar la violencia para impedirlo (51): no comprenden el mesianismo de Jesús. En el siervo/representante del sumo sacerdote, quieren atacar al jefe de la institución (51). La violencia engendra violencia (52). Jesús ha renunciado a pedir la intervención divina (53). Jesús reprocha a la multitud su conducta con él (cf. 21,23) (55). Las profecías (56) del servidor de Dios (Is 52,13-53,12; cf. Mt 3,18). Fuga de los discípulos.

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